Rizzo era un chico con los pelos muy rizados que un día conoció a una chica, una devotchka fuera de sí. Rizzo quería transformar a esta chica a toda costa y ponerle su peinado.
Fragmento del cuento escrito por Mónica con ilustraciones de Sandra.
De pequeña mi hermana tenía una pesadilla que se le repitió varias veces, un miedo infantil, soñaba con toros enormes y furiosos que se escapaban o saltaban de la plaza y la perseguían. Al dormir las dos en la misma habitación, si alguna tenía miedo se iba a la cama de la otra y así todo era mucho más fácil.
Ha pasado tiempo ya de eso y esta noche, con él dormido a mi lado en la cama del cuchitril de la residencia francesa, no soy capaz de dormir porque me ha entrado ese miedo que se arraiga y forma sombras negras como un toro.
Cada sábado los pies de la señora Morris acudían gustosos a su cita con la pecera, salían nuevos después de que los pececillos degustaran esos sabrosos callos y durezas.